El desatar del dragón

El apóstol Pablo peleó contra un dragón y ganó. Las ruinas de los templos paganos de Atenas y Éfeso atestiguan aún hoy. Al peligro de sus vidas, el ministerio (ángeles o mensajeros) de la iglesia primitiva luchó valientemente contra el espíritu de paganismo, ese antiguo dragón (Ap. 12:3, 7-11) que había retenido la mayor parte del mundo bajo su hechizo engañoso.

Ese dragón que había prosperado en las civilizaciones de la antigua Roma y Grecia, y famosos filósofos–Platón, Aristóteles, Sócrates–coronaron la frente del dragón mientras ellos infundían su humanismo pulido a la sociedad.

Tan avanzado en orgullo, el hombre antiguo tomó sobre sí mismo el idear dioses y diosas fuera de sus propias imaginaciones. Hechos por las manos de artesanos humanos, sus dioses listos para ser ordenados, fueron producidos, trayendo no poca ganancia.

Templos hermosos fueron construidos para dar hogar a estos dioses y diosas. El arte es estupendo; la religión era vana. Pero esta artesanía, generada por el dragón, fue por cierto un negocio lucrativo–negocio que fue maravillosamente trastornado por los ministros del evangelio de Jesucristo. ¡Grande es Diana de los efesios! ya no se escucha más…pero la batalla fue luchada y ganada por la sangre de aquellos martirizados por la mano del dragón.
Leemos de esta historia en la voz profética de la escritura:

“Y vi a un ángel descender del cielo, que tenía la llave del abismo, y una cadena grande en su mano. Y prendió al dragón, aquella serpiente antigua, que es el Diablo y Satanás, y le ató por mil años; y lo arrojó al abismo, y lo encerró, y puso sello sobre él, para que no engañase más a las naciones, hasta que los mil años fuesen cumplidos.” Ap. 20:1-3a.

Por la Palabra y el Espíritu (porque las armas de nuestra milicia no son carnales), el ministerio de Dios expuso y ató al espíritu de paganismo, ese sistema diabólico de falsa religión. Multitudes creyeron el evangelio y, consecuentemente, los templos se cerraron. Las ruinas pueden verse hoy en día.

Por mil años el dragón fue atado. Éste no es un período literal de mil años, porque el lenguaje simbólico de Apocalipsis no puede ser entendido como literal. Simplemente se refiere a un largo período de tiempo.

Esta historia, mostrada en símbolos al apóstol Juan por divina revelación, es verdadera. El libro de Hechos revela vislumbres de este conflicto con el dragón durante este tiempo de la iglesia primitiva (Hch. 17, 19).

El dragón atado, Satanás entonces desarrolló otros falsos sistemas religiosos para engañar a la gente. El espíritu de gobierno del hombre o del papismo (Ap. 13:1-8) fue el sistema de la bestia que cegó las mentes de los hombres por largos siglos, haciendo así la historia de la Edad Media. Esta bestia fue finalmente expuesta y herida, de tal modo que el diablo se disfrazó a sí mismo y trabajó a través de otra bestia (Ap. 13:11-12) la cual se levantó de la tierra (humana, no divina)–protestantismo, para engañar a las naciones.

El Apocalipsis dado al apóstol Juan revela la historia de la iglesia a través del entero día del evangelio hasta el fin del tiempo. Leamos más: “Y lo arrojó al abismo, y lo encerró, y puso sello sobre él, para que no engañase más a las naciones, hasta que los mil años fuesen cumplidos; y después de esto es necesario que sea desatado un poco de tiempo.” Llegaría el momento cuando los mil años se cumplirían y el dragón–el espíritu de paganismo–sería desatado otra vez.

“Y cuando los mil años fueren cumplidos, Satanás será suelto de su prisión, y saldrá para engañar a las naciones que están sobre los cuatro ángulos de la tierra, Gog y Magog, a fin de reunirlos para la batalla; el número de los cuales es como la arena del mar. Y subieron sobre la anchura de la tierra, y rodearon el campamento de los santos, y la ciudad amada; y de Dios descendió fuego del cielo, y los devoró.” Ap. 20:7-9.

Esta profecía no es algo aún futuro. Con mayor énfasis declaramos que esto actualmente se está cumpliendo ante nuestros ojos. Las naciones de antes fueron engañadas por el dragón, y ha regresado con el mismo propósito, de engañar a la gente.

Un avivamiento de paganismo se ha levantado ya por varias décadas. He aquí el movimiento de la Nueva Era, la Wicca, los adivinos, el yoga, la meditación transcendental, el druidismo…la lista pudiera seguir y seguir; los avivamientos de religión del oriente, incluyendo el hinduismo radical y la religión islámica. Considere el panteísmo dualista y naturalista revitalizado–salva el planeta, salva los animales, evolución. Aborto y homosexualidad van en incremento por la revolución humanística fuertemente en pie hoy en día. Politeísmo y humanismo marcan el panorama, incluyendo su infusión del dragón a las “principales corrientes del cristianismo,” escuelas, los medios y el gobierno. El punto de vista del mundo es cada vez más pagano y, de manera progresiva, cristianos están perdiendo sus derechos.

Vemos en Apocalipsis 20:7-9 que ahora, en este último tiempo, el espíritu desatado de paganismo ha unido fuerzas con los otros dos falsos sistemas religiosos bestiales del papismo y protestantismo–simbólicamente llamados Gog y Magog, un tipo de los enemigos antiguos de Israel. Éste es un tiempo insuperable de decepción religiosa.

Esta unión de fuerzas del dragón y el espíritu de papismo y protestantismo se pone de manifiesto en el movimiento ecuménico galopante hoy en día con sus herejías sin sentido y no bíblicas “no juzgues, tolera todo; no verdad absoluta” son religión mezclada y filosofías que pelean contra la verdad. Qué pocos comprenden lo que aún es el cristianismo real.

Por cierto, estos poderes de error combinados están “para engañar a las naciones que están sobre los cuatro ángulos de la tierra.” El propósito de juntarse es “para pelear” contra la verdadera iglesia de Dios. Éste es el esfuerzo final de Satanás para engañar y destruir almas justo antes de la venida de Jesucristo. El diablo sabe que su tiempo es corto. El dragón está desatado pero por “un poco de tiempo,” parte del cual ya ha pasado. Sin duda estamos cerca del fin del tiempo.

Esta tríada de error es la mayoría (aquellos en el camino ancho siempre lo son), aun “como la arena del mar”. La ciudad amada es la minoría. Pero la minoría es correcta. La “ciudad amada” es la “ciudad de verdad,” el “pequeño rebaño” de Dios.

La profecía de Ap. 20:9 también es evidencia clara de que Dios tiene una iglesia visible en este último tiempo, o ella no pudiera ser rodeada por el enemigo. “El campamento de los santos” está separado de los errores que lo rodean. Más allá de cualquier duda, Satanás sabe quién es la verdadera iglesia.

¿Estás en la ciudad que está rodeada o en la tríada de error peleando contra ella?
Hna. Susan Mutch

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