Yo estoy agradecido de tener el privilegio de ser un compañero de trabajo con los apóstoles de este tiempo final para predicar este evangelio eterno a un mundo perdido y moribundo. El Señor me llamó a predicar en julio del 2007 en Durango, México. En el 2018, mi familia y yo nos mudamos a la ciudad de Hopelchén, una pequeña ciudad predominada por mayas y rodeada de colonias menonitas. El Señor ha salvado a varias familias aquí y estamos trabajando con muchas otras también.
Es mi deseo ser una bendición y una ayuda a la congregación aquí y ser un vaso útil en las manos de Dios para salvar a todas las almas que podamos antes del regreso del Señor.