Una aclamación, una voz, una trompeta–¿un secreto?
John Nelson Darby dijo que su creencia en el rapto prácticamente saltó de las páginas de las Escrituras una vez que aceptó la distinción entre Israel y la iglesia. Consideró necesario que la iglesia fuera eliminada para que Dios pudiera avanzar con los planes para los judíos terrenales y creyó encontrar la respuesta deseada en 1 Tesalonicenses 4:15-18; 5:1-2:
Por lo cual, os decimos esto por palabra del Señor; que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. Porque el Señor mismo con aclamación, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, juntamente con ellos seremos arrebatados en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. Por tanto, consolaos unos a otros con estas palabras. Pero acerca de los tiempos y de los momentos, no tenéis necesidad, hermanos, de que yo os escriba. Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá como ladrón en la noche.
¿Una venida secreta?
Los dispensacionalistas reclaman esto como prueba textual de un rapto secreto, pero ¿puede el Señor descender del cielo sin que nadie le vea? ¿Y cuál secreto se anuncia con UNA ACLAMACION, UNA VOZ del arcángel y UNA TROMPETA? Tampoco leemos aquí de los cristianos desvaneciéndose, sino siendo arrebatados en el aire, en el mismo sentido visible en el que Jesús fue alzado y una nube Lo recibió y lo encubrió de sus ojos (Hechos 1:9-11).
Cuando la escritura afirma que Jesús vendrá como ladrón en la noche, no se refiere a una venida silenciosa o secreta, sino más bien a lo inesperado de Su venida (Mateo 24:44). “Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas”. 2 Pe. 3:10. Aquí no hay duda de que se trata del Último Día. Se refiere al mismo día del que Pablo hablaba en 1 Tesalonicenses 4.
El Último Día
Es imperativo considerar el contexto de la escritura, a quién está escrito y por qué. Los santos en Tesalónica sufrían persecución (1 Ts 1:6, 2:14; 2 Ts 1:4) y sentían angustia por lo que sería de los que ya habían muerto. Pablo les dijo, “no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza (1 Ts 4:13) y los consoló con la resurrección que vendría en el Último Día. Los que aún vivieran en ese día no precederían a aquellos que estuvieran en las tumbas. Los muertos resucitarían primero, luego todos serían arrebatados juntos para recibir al Señor en el aire. Aquí no se menciona a los impíos, pues se dirige sólo a los salvos de Tesalónica. Esto no significa que habrá primero una resurrección de los justos y una futura resurrección de los impíos.
Las escrituras son claras. 1 Ts. 4, 1 Co 15 y Juan 5:28-29 están hablando de los eventos del Último Día. “No os maravilléis de esto; porque viene la hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz [la misma voz que en 1 Ts 4]; y los que hicieron bien, saldrán a resurrección de vida; y los que hicieron mal, a resurrección de condenación”. Juan 5:28-29. Todo en la misma hora. Entonces la tierra y todos los elementos serán quemados con ardiente calor (2 Pedro 3:10). No habrá tiempo para un reinado de 1,000 años en la tierra y ¡no hay una segunda oportunidad!
Los eventos en 1 Ts 4 no significan en ningún modo un rapto secreto de los cristianos el cual preceda futuros acontecimientos en la tierra, sino más bien el fin de todas las cosas.
Esta trompeta de Dios es la misma final trompeta de 1 Co 15:51- 54, donde todos los cuerpos serán transformados “en un abrir y cerrar de ojos” a cuerpos incorruptibles e inmortales. Algunos erróneamente se refieren a un rapto secreto que tendrá lugar en un abrir y cerrar de ojos, pero la escritura se refiere al cambio de los cuerpos tanto para los muertos resucitados como para aquellos que aún estén viviendo en la segunda venida de Cristo.
La primera resurrección
Los milenaristas creen que su supuesto rapto secreto es una resurrección literal, pero esto las Escrituras no lo sostienen. La “primera resurrección” es un levantamiento espiritual de un estado muerto en el pecado (Ef 2:1; 1 Ti 5:6) a novedad de vida en Cristo Jesús, a través de la salvación. Jesús “nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo” Col 1:13. En Juan 5:24, Jesús enseñó claramente esta resurrección espiritual: “El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida”.
Una vez “muerto en delitos y pecados”, el cristiano se levanta y camina en “novedad de vida”. ¡Un milagro en verdad!
Erráis
Muchos de los judíos de la antigüedad rechazaron a su Mesías en Su primera venida debido a las expectativas erróneas de que Él fuera un rey terrenal que los liberara del yugo del dominio romano. Pero Él era el Rey de un reino mucho más grande–y no sólo por mil años, sino que no tendría fin (Isaías 9:7; Daniel 7:14). A ellos les dijo Jesús, “Erráis, no conociendo las Escrituras”.
Ahora estamos al borde de Su segunda venida, y Satanás ha vuelto a engañar a multitudes para que esperen un reino terrenal, pero no habrá tal era por venir. Queridos milenaristas, “erráis, no conociendo las Escrituras”.