Sus Colas Dañan

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“Y EL SEXTO ANGEL TOCO LA TROMPETA; y oí una voz de los cuatro cuernos del altar de oro que estaba delante de Dios, diciendo al sexto ángel que tenía la trompeta: Desata los cuatro ángeles que están atados en el gran río Éufrates. Y fueron desatados los cuatro ángeles que estaban preparados para la hora, y el día, y el mes y el año, para matar la tercera parte de los hombres.

“Y el número del ejército de los de a caballo era doscientos millones. Y oí el número de ellos. Y así vi en visión los caballos y a los que sobre ellos estaban sentados, los cuales tenían corazas de fuego, de jacinto, y de azufre. Y las cabezas de los caballos eran como cabezas de leones; y de su boca salía fuego y humo y azufre. Por estas tres plagas fue muerta la tercera parte de los hombres; por el fuego, y por el humo, y por el azufre que salía de su boca.

“Porque su poder está en su boca y en sus colas; porque sus colas eran semejantes a serpientes, y tenían cabezas, y con ellas dañan.
“Y los otros hombres que no fueron muertos con estas plagas, ni aun así se arrepintieron de las obras de sus manos, para que no adorasen a los demonios, y a las imágenes de oro, y plata, y bronce, y piedra, y de madera; las cuales no pueden ver, ni oír, ni andar, y no se arrepintieron de sus homicidios, ni de sus hechicerías, ni de su fornicación, ni de sus hurtos”. Apocalipsis 9:13-21.

El Apocalipsis es una historia de la Iglesia del Nuevo Testamento. Dividido en 7 dispensaciones de tiempo, el Día del Evangelio se expresa a través de 7 sellos y 7 trompetas. Estas profecías son seguras.

Estando actualmente en el tiempo de la séptima y última trompeta nos encontramos grandemente aventajados, porque todos los 7 sellos han sido abiertos y sus misterios revelados.

Las escrituras del capítulo 9 de Apocalipsis describen un gran movimiento de Dios a finales del siglo XIX, una reforma de la Iglesia de Dios bajo el liderazgo apostólico de D.S. Warner.

Los cuatro ángeles (en griego, mensajeros, ministros enviados) que estaban atados en el río Éufrates (Babilonia, que incluye la falsa religión) representan un ministerio llamado y desatado de errores y divisiones sectarias. Dios los preparó para Su gran obra en el tiempo de la sexta trompeta.

Lleno del poder del perfecto amor a través de la experiencia de santificación, y movido por su aguda visión de los males del sectarismo, D.S. Warner recibió esta comisión de Dios:

El 31 del enero pasado, el Señor me mostró que la santidad nunca podría prosperar en un suelo sectario cargado de credos humanos y nombres de partidos, y me dio una nueva comisión para unir la santidad y toda la verdad y edificar la iglesia apostólica del Dios viviente. Alabado sea Su nombre. Le obedeceré.

Dios seguramente movió y reunió a multitudes al único redil a través del mensaje apostólico no adulterado. Este ejército militante (véase Apocalipsis 19:11-15) de a caballo con corazas de fuego, jacinto y azufre (fuego del Espíritu Santo, gloria y juicio producidos por la predicación) hizo temblar el infierno, y esta obra de reformación se convirtió en uno de los movimientos de más rápido crecimiento de aquel tiempo. Así fue el “poder… en sus bocas”.

Ya libres de Babel, la tercera parte de los hombres que buscaban la muerte y que deseaban morir (Ap 9:6) pudieron por fin ser muertos: muertos al pecado, a la carne y a los engaños de Satanás. El poder y la gloria de Dios estaban con este pueblo santo y celoso.

Pero la profecía continúa. Algo siguió al poder en su boca–una cola. Una cola semejante a serpientes con cabezas, que hacen daño, representando a gente diabólica que resistía la predicación del Espíritu Santo y trabajaba en contra de la voluntad de Dios.

El profeta Isaías se refirió a esta clase de personas cuando dijo, “El viejo y venerable de rostro es la cabeza; el profeta que enseña mentira, es la cola. Porque los gobernadores de este pueblo son engañadores; y sus gobernados, están perdidos”. Isaías 9:15-16.

A riesgo de su propia vida, Warner había sido un poderoso baluarte contra el racismo de su época. Todas las naciones componen la Iglesia de Dios y no debe haber cismas dentro del cuerpo. Aquí, Dios ordenó la bendición y la obra prosperó bajo el firme liderazgo de nuestro hermano. Después de su fallecimiento en 1895, otros gobernaron este gran pueblo, pero carecían de la aguda visión y la feroz fidelidad a la Palabra de Dios del primero: esos líderes eran la cola. Y, oh, ¡cómo hicieron daño!

Varios líderes blancos sugirieron a los hermanos negros que buscaran otro lugar de adoración, pues consideraban que su presencia en gran número impedía que muchos blancos acudieran a las reuniones y se salvaran. Esta cola de serpiente con cabezas; estos hijos de Caín que odian a sus hermanos eran culpables de homicidios, hechicerías y hurtos. Sin ofrecer arrepentimiento, continuaron con sus crímenes.

No se arrepintieron de haber desobedecido al Espíritu de Dios administrando el veneno del racismo. ¡Qué homicidio y hurto de separar a hermanos santos y traer cisma a la Iglesia de Dios! ¡Qué daño indecible para las generaciones siguientes!

Caín era culpable de la sangre de Abel, líderes intolerantes de multitudes más.

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