La guerra contra los niños

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La guerra contra los niños
Hno. Daniel Eichelberger

El diablo quiere a tus hijos. De esto, estoy perfectamente convencido. Los titulares lo comprueban. Gritan el hecho abominable casi todos los días. Y, siendo padre de cuatro y un creyente, ellos hacen hervir mi sangre espiritual. Porque, no sólo son sus intenciones claramente conocidas y abiertas para que todos las vean (el diablo hace mucho dejó de ser astuto y engañoso en el asunto), pero la gente cristiana todavía parece ser tan inconsciente y ciega al hecho.

En todo el mundo occidental, el movimiento LGBTQ ha hecho cambios radicales a las leyes y a la aceptación de la inmoralidad. En Estados Unidos y Canadá, en los países europeos y más recientemente en Australia, han redefinido exitosamente la perspectiva de la sociedad acerca del matrimonio. Pero no han estado satisfechos con sus logros. Ellos saben que su dominio sobre la conversación es tenue aún en su mejor momento, porque todavía hay una oposición considerable hacia sus esfuerzos. Los adultos se demuestran demasiado lentos en la promoción de su agenda. Y es por eso que apuntan a la mente impresionable y maleable de la juventud. Apuntan a niños. A tus hijos.

Ahora tienen tiempo de historias con un movimiento de lectores transgéneros en el sistema de la biblioteca pública. Ahora hay sistemas de la escuela pública que han hecho la decisión de honrar “la fluidez de género” de un niño, sin mencionar nada a los padres. Hay niños que son castigados por “acosar” a sus compañeros transgéneros accidentalmente llamándolos por su nombre original. Hay profesores que requieren que sus alumnos usen pronombres de género neutral en la clase. Hay profesoras lesbianas en la escuela pública “educando” a sus alumnos acerca de qué tan normativas son las relaciones homosexuales y cómo ellos pueden tener significativas y satisfactorias experiencias sexuales con alguien de su mismo género. Hay jueces abrogando los derechos de los padres para que adolescentes desilusionados puedan buscar terapia transgénera sin el consentimiento de los padres.
Hollywood, como siempre, se ha unido al llamado del clarín y ahora promueve activamente la aceptación de inmoralidad indescriptible en sus ofrecimientos enfocados a los niños. Toma a Disney, por ejemplo, una compañía que por mucho tiempo era asociada con temas seguros para los niños. Ahora ellos están normalizando la homosexualidad en sus películas, incluyendo la homosexualidad entre niños. ¡Niños!
A pesar de esto, los padres todavía acuden a los cines o se sientan en frente de sus televisores con sus hijos viendo películas Disney. Compran toda clase de mercancía Disney para sus hijos y mandan a los niños a las escuelas públicas. Y luego los llevan a la iglesia el domingo, esperando contrarrestar en una hora y media una semana de asalto y adoctrinamiento mundano. Están perdiendo la batalla.
Ésta no es sólo una guerra cultural. Es una guerra contra los niños. Tus hijos.
Ellos los quieren tener y desde una edad temprana.
Tristemente, el sacrificio de niños no es cosa del pasado. Sucede cada día y en todo lugar. Padres se rehúsan a ser un sacrificio vivo para Dios. Están atrapados en la conveniencia y comodidad mundana. Mientras tanto, sus niños pagan el precio. Están siendo sacrificados al Moloc moderno del “sueño americano”. El diablo lo ha hecho tan fácil. Al fin y al cabo, la educación pública es gratis. Mándalos con el camión en la mañana, y olvídate de ellos hasta la tarde. Esto les da un descanso a los padres ¿lo sabías? Permite que los dos tengan un trabajo para poder “darse el lujo” de hacer los pagos de sus múltiples vehículos y su hogar de 4,000 pies cuadrados. ¿Y qué no cuesta mucho el mandado hoy en día? Tienes que llenar el congelador.
También hay que pagar por su participación en los deportes. Hay tanto que pagar que necesitan dos trabajos. Todo el rato tus hijos están siendo criados por los impíos y adoctrinados en la cosmovisión humanista. Verdaderamente, ésta es una generación sin afecto natural.
Hay una mentira que el diablo propaga entre las personas cristianas, y ésta es que proteger a tus hijos de la influencia mundana puede ser contraproducente y dañino para ellos. Porque, según el razonamiento, si nunca están expuestos a las cosas del mundo, nunca podrán soportarlas cuando estén grandes y fuera del hogar. Ésta es una fabricación del maligno y una mentira descarada. La sagrada escritura nos enseña exactamente lo contrario. “Instruye al niño en el camino que debe andar; y aun cuando fuere viejo no se apartará de él”. Proverbios 22:6. Dejar el entrenamiento de tus hijos a personas mundanas es un evidente desprecio del precepto sagrado, y ambos, tú y tus hijos pagarán un precio muy alto por ello.
La naturaleza nos enseña mejores cosas y testifica en contra de esta mentira del maligno. Consideremos el ejemplo que incluso Jesús usó cuando lloró por Jerusalén. “¡Cuántas veces quise juntar tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de sus alas, y no quisiste!” Mateo 23:37. ¿Acaso la madre gallina razona que, para sobrevivir cuando sean grandes, debería permitir que sus polluelos jueguen cerca de la serpiente escondida entre los arbustos? ¿Dejarlos afuera en el aguacero para que se valgan por sí mismos? ¿Ver el halcón volando arriba y no hacer ningún ruido de advertencia, esperando que sus hijos estén bien sin convertirse en presa? No, ella los llama, los reúne, y los refugia. Si fuera necesario, ella daría su propia vida en el hecho de protegerlos.
Es un testimonio triste para la condición humana que muchas veces un ave posee más afecto natural y sabiduría que las personas. ¡Protege a tus hijos! Ellos lo merecen y Dios lo requiere de ti. No deben ser ignorantes de los acontecimientos en este mundo, pero tú necesitas ser el maestro e instructor. Enséñales como interpretar lo que miran a su alrededor desde un punto de vista bíblico y una cosmovisión piadosa. Sé la gallina.
Niños no son misioneros. Aunque ciertamente pueden ser útiles para Dios testificando a otros de la salvación, ellos están bajo tu cuidado y supervisión por una razón. No están equipados para resistir diariamente la embestida de falsedad e información errónea que se les impone en la escuela pública y la televisión. Enviarlos para ser educados (es decir, adoctrinados) por siete horas al día por aquellos que adoptan una cosmovisión diferente y valores contrarios a las escrituras, es anticristo.
Mientras que tengan la libertad y la opción en el asunto, saquen a sus hijos del sistema de la escuela pública. Echen fuera la televisión. Hagan lo que tengan que hacer. Si la mamá tiene que dejar su trabajo para que esté en la casa (el cual es su puesto dado por Dios) y educarlos ella misma, ¡háganlo! ¡Padres, sacrifiquen! Preparen un camino para sus hijos. Reduzcan si tienen que. Desháganse del pago extra del carro. Sería mejor para ustedes tener un solo carro e hijos piadosos y fuertes espiritualmente, que tener dos carros y perder a sus hijos en el infierno. Tiempos desesperados requieren medidas desesperadas. Y si esto no es posible, entonces acudan a una congregación de la iglesia de Dios que tiene una escuela. Nosotros les ayudaremos. Los educaremos en justicia y verdadera santidad. Les ayudaremos a equiparlos para que puedan estar firmes en este mundo impío y malvado.
Padres, si por ninguna otra razón, el diablo les pelea para alcanzar a sus hijos. Él ha ido a la escuela y él sabe sus matemáticas. Ciertamente, él quisiera verlos personalmente caer y ser perdidos, pero ustedes sólo son una pequeña alteración para él. Él no es miope. Él ve la imagen más grande y sabe que si puede tumbar a los padres (uno o ambos), multiplicará sus ganancias al obtener acceso a los niños.
El diablo está jugando para quedárselos. Él está en esto para ganar.
¿Y tú? ¿Te das cuenta de la seriedad de esta pelea? El diablo ha tenido éxito en cambiar la atención de los adultos hacia ellos mismos–su propio placer, sus propias luchas pequeñas y sus tentaciones. Los niños son una idea tardía en las decisiones que la mayoría de la gente toma respecto a las cosas eternas. Pero detrás de ti están los que has engendrado y traído al mundo. Necesitas verte a ti mismo como la primera línea, la única línea de defensa en esta guerra por sus mentes y corazones. Trata cada tentación de pecar y transigir como un asalto directo a tu descendencia, ¡y permite que se encienda un fuego sagrado dentro de ti!
En términos de real lucha espiritual, no hemos visto nada todavía. El inminente colapso de la sociedad está sobre nosotros. El diablo ha declarado la guerra a tus hijos. ¿Qué estás haciendo al respecto?

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