Mujer virtuosa, ¿quién la hallará?

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Mujer virtuosa, ¿quién la hallará?

En un aeropuerto, fui testiga de una hermosa niña de cinco o seis años de edad escuchando a música con audífonos mientras que su madre junto a ella estaba parada. Al poco tiempo esta niña querida empezó a bailar… y no era bueno. Fue impactante ver a alguien de una edad tan tierna moverse en una manera sensual y provocativa. Me estremecí al pensar a lo que los niños han sido expuestos por la televisión y otros medios sociales. ¿A quién están imitando…y qué clase de mujeres llegarán a ser? Nuestra nación debería de lamentar la pérdida de la inocencia.

Junto con esto las mujeres de hoy en día no sólo se atavían con ropa inmodesta sino que también visten a sus hijas de igual manera. Se usan artículos de ropa tan apretados como si fueran una segunda piel, y algunas faldas, ajustadas al cuerpo, no son lo suficientemente largas para ser clasificadas como faldas. Esto es una falta de respeto a la verdadera feminidad. ¿Debe uno asombrarse de que vemos fornicación desenfrenada entre los jóvenes de esta generación?

Si íbamos a ver fotografías de mujeres en un lapso de tiempo durante los últimos cien años, cualquier persona pensante estuviera horrorizada ante la declinación moral observada en su modo de vestir. Francamente, muchas de las mujeres hoy en día se visten peor que las rameras del antaño. Hombres buenos se mantuvieran alejados de ellas.

Estamos viendo una tragedia–una generación de mujeres que se han degradado a sí mismas de las virtudes que deberían adornar su género. Alguien podría preguntar hoy en día, “Mujer virtuosa, ¿quién la hallará? Porque su estima sobrepasa largamente a la de piedras preciosas”. Pro 31:10. ¿Dónde, en verdad, están las respetuosas mujeres de gracia y virtud que pueden ser confirmadas como modelos a seguir para nuestra sociedad? Han llegado a ser una rareza.

Los carteles, las revistas y las tiendas evidencian mujeres permitiéndose ser explotadas como una comodidad sexual para vender cualquier cosa desde carros hasta pantalones de mezclilla. Se han vendido. Hay poca apariencia de virtud o gracia especialmente en nuestra próxima generación. ¡Cómo podría ser de otra manera en una cultura donde libremente introduce a sus niñas pequeñas a mujeres como Beyoncé o Lady Gaga, ostentando la sexualidad y cuando una organización mundial como Las Naciones Unidas escoge a la Mujer Maravilla, el personaje de caricatura escasamente vestido como su Embajador Honorario para sus mujeres y niñas!

¡Padres! ¿Quieren ustedes hijas virtuosas? ¿Cómo quieren que hombres vean a sus hijas? ¿Acaso no las quieren proteger del camino de la fornicación y del dolor producido por las relaciones evasivas y baratas? El pecado siempre aumenta, con la virtud perdida, y numerosos bebés están siendo asesinados.

Las damas ya no son damas, muchas han llegado a ser de boca grosera y abiertamente sexuales ambos en su vestuario y en su conducta. Por su conducta auto denigrante han perdido el respeto de hombres verdaderos. Una persona escribió, “Hasta que la sociedad rechaza el uso del sexo como una comodidad y un recurso de poder, muchas hijas, hermanas, y esposas se parecen a las prostitutas de las tiendas de diez centavos. Las publicaciones hacen mercancía de tales como tú”.

Añadiendo a esta situación deplorable hay mujeres que profesan ser piadosas (o diremos mejor que profesan religiosidad), porque ellas, también, se adornan inmodestamente con sus blusas de escote bajo, faldas y pantalones ajustados, y caras pintadas como el antiguo “modelo a seguir” Jezabel. ¿Profesando piedad? ¿Profesando ser hija de nuestro Dios santo? La vergüenza más grande cae sobre tales como tú.

Ciertamente reconocemos que aunque la ropa en sí no hace a una mujer virtuosa, aún la virtud del corazón naturalmente producirá modestia de vestimenta. Esto a su vez atraerá respeto de los hombres.

Podrías decir que no sólo la mujer trajo está condición social presente, y con eso yo estaría sinceramente de acuerdo. Sin embargo, si las mujeres dejaran de prestarse a tal conducta inmoral y barata, incluso su “empaque” sensual y el vivir en fornicación, las expectativas y la conducta de otros serían obligadas a cambiar.

Queridas mujeres de esta generación, ya es tiempo de reevaluar las cosas. Levántate y haz la diferencia–por ti misma y por las hijas que vendrán. El estado de la mujer, como Dios lo quiso, es más noble y elevada que esto.

 

Hna. Susan Mutch

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