Vivimos en una época cada vez más volátil e incierta. Las instituciones que por tanto tiempo nos han dado promesas falsas y vacías están colapsando. La corrupción y violencia están fuera de control. Nos encontramos con nada menos que un sistema totalmente fallido.
La iglesia de Dios permanece firme en la creencia de que la voluntad de Dios se cumplirá en la tierra. Él es el Vencedor final en cada contienda. Los cristianos fieles de todas las épocas han comprendido esto. A través de tiempos de paz y prosperidad, dolor y persecución, bajo gobiernos despóticos y democráticos, los propósitos de Dios no serán frustrados.
La democracia o la “voluntad del pueblo” no impide a Dios en lo más mínimo. En última instancia, es Él quien decide el resultado, y puede utilizarlo todo para promover Su gloria.
“La sentencia es por decreto de los vigilantes, y por dicho de los santos la demanda: para que conozcan los vivientes que el Altísimo señorea en el reino de los hombres, y que a quien Él quiere lo da, y constituye sobre él al más bajo de los hombres.” Daniel 4:17
“Y Él cambia los tiempos y las sazones; quita reyes, y pone reyes.” Daniel 2:21
Dadas estas verdades infalibles de la Palabra de Dios, invitamos a todas las personas a unir sus corazones con los nuestros en una confianza inquebrantable y en el conocimiento seguro de la soberanía de Dios sobre los asuntos de la humanidad. Construyamos nuestra esperanza, no sobre la arena movediza de los cambiantes gobiernos terrenales, sino sobre el sólido fundamento de Jesucristo. Oremos fervientemente por la calma y la paz en un mundo cada vez más violento y dividido. Y, seamos la sal de la tierra en una época insípida y la ciudad asentada en un monte que no puede ser ocultada por la oscuridad que nos rodea.
