El espíritu de irreverencia
¡Dios, quien creó todas las cosas, y por cuyo placer existen y fueron creadas, para siempre es digno de recibir la gloria y la honra y el
¡Dios, quien creó todas las cosas, y por cuyo placer existen y fueron creadas, para siempre es digno de recibir la gloria y la honra y el