La verdadera posición cristiana sobre la homosexualidad

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¿Cuál es la verdadera posición cristiana sobre la homosexualidad? Nosotros decimos “verdadera posición” porque hay muchas maneras en las cuales aquellos con una supuesta cosmovisión cristiana han respondido a la comunidad lesbiana, gay, bisexual, y transgénera. Algunos “cristianos” despotrican con etiquetas ofensivas contra los homosexuales, muchos de ellos mismos llevando estilos de vida malvados. Otros han escogido aceptar el movimiento LGBT.

¿Qué es lo que la Biblia nos enseña a hacer y sentir sobre este fenómeno social creciente? ¿Como se debe comportar un cristiano y como deben ser tratadas las personas de estilos de vida homosexual y bisexual?

Ya que Dios es real y la Biblia es verdadera, sólo necesitamos mirar hacia ese estándar eterno de verdad para nuestra dirección. Hay dos principios bíblicos que se deben tener en cuenta. Primero, que Dios ama a todas las almas y desea el bienestar eterno y la salvación de todas las personas. Las escrituras son claras: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. “Exhorto, pues, ante todo, que se hagan súplicas, oraciones, intercesiones y acciones de gracias, por todos los hombres… Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador; el cual quiere que todos los hombres sean salvos, y vengan al conocimiento de la verdad”. Ya que Dios ama a todas las almas igualmente, somos instruidos “Honrad a todos” y esto por supuesto incluye a mujeres.

El segundo principio es que, aunque Dios ama con amor igual y eterno, Él odia el pecado. “Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres, que con injusticia detienen la verdad”.  Hoy en día hay mucho clamor a que se pase por alto la maldad y se finja que no hay un definido bien o mal. Todo tipo de maldad debe ser tolerado y “aceptado” en el nombre de amor.

Seamos muy claros en este sentido. Ya que Dios es el Creador, y por eso el dueño de toda la humanidad, lo que Él describe como maldad es sin duda pecado. No importa lo mucho que las personas traten de justificar sus pecados, el pecado sigue siendo pecado.

Escuchemos de la Biblia como Dios y Su pueblo deben ver todas las formas de desviación sexual. “Y cualquiera que se acostare con un hombre como si se acostare con una mujer, ambos han cometido abominación”.

Otra vez, “Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, a las concupiscencias de sus corazones, a que deshonrasen entre sí sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, adorando y sirviendo a la criatura antes que al Creador, el cual es bendito por siempre. Amén. Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza; y de la misma manera también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo cosas nefandas hombres con hombres, recibiendo en sí mismos la recompensa que convino a su extravío”.

Si tú amas el Creador, amarás el orden natural que Él ha establecido. Hay algo natural en un hombre y una mujer unidos en el matrimonio de por vida. La naturaleza misma nos enseña que así es como se produce la procreación y se construyen las familias. Si no fuera por esta unidad familiar ordenada por Dios, la raza humana no continuaría. Una pareja homosexual jamás ha reproducido.

Debido a que la gente rechaza a Dios y Su Palabra ellos son entregados a un comportamiento sexualmente desviado. La homosexualidad no es simplemente un “estilo de vida alterno”. Es un rechazo del estilo de vida que Dios creó para que el hombre viviera. Porque aman a sí mismos más que al Creador, ellos adoran a la criatura y desafían las leyes que Dios ha puesto para gobernarlos. No podemos darnos el lujo de no ser claro sobre este punto: la homosexualidad es un pecado. Todas las formas de desviaciones sexuales son una abominación a Dios y al hombre. Nadie irá al cielo quien está voluntariamente practicando la homosexualidad, bisexualidad, o cualquier tipo de distorsión de género. Para que un homosexual encuentre favor con Dios, debe arrepentirse de su pecado y abandonarlo de una vez por todas.

Nos damos cuenta de que esta posición atrae la fuerza aporreada de reacción de los defensores enfurecidos del pecado sexual. “Crímenes de odio, fanáticos intolerantes, y discriminación!” ellos claman. Sin embargo, es porque amamos a las almas que debemos decirles la verdad. Es un crimen de odio fingir que todo está bien y permitir que estas pobres almas vayan al infierno.

Mientras que nuestra posición sobre la homosexualidad es firme e inmutable, nuestro amor por la humanidad sigue sin disminución, por la gracia de Dios. No creemos que miembros de la comunidad LGBT deben ser maltratados o llamados por nombres ofensivos. Aunque no transigiremos nuestros valores ni apoyaremos el estilo de vida LGBT, no los trataremos de ninguna manera que sea inconsistente con el amor de Jesucristo. Esto significa tener una posición firme contra el pecado, pero un amor cálido por el alma que está atada en el pecado.

Así que, ésta es la posición verdadera de un cristiano acerca de la homosexualidad.  Invitamos a todos que vengan y nos pongan a prueba, si verdaderamente poseemos este espíritu amoroso de Cristo. No les pondremos nombres, y no serán avergonzados o maltratados de ninguna manera. Con misericordia y amor, ofrecemos el evangelio eterno que puede quebrantar las cadenas de cada estilo de vida pecaminoso. Y a los no sinceros y contenciosos les advertimos: en nuestro amor y celo por todas almas de los hombres para que sean salvos; no transigiremos la pureza de la verdad para tener paz con ustedes; y de esto no seremos movidos. Amén.

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