Doctrinas

La Iglesia de Dios cree:

En un Dios personal

Porque éste es el pacto que haré con la casa de Israel, después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus mentes, y sobre sus corazones las escribiré; y seré a ellos por Dios, y ellos me serán a mí por pueblo. (Hebreos 8:10)

En un Cristo Divino

Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús que vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo. (Hechos 2:36)

En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios…Y el Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad. (Juan 1:1,14)

En una Biblia infalible e inspirada

Toda Escritura es dada por inspiración de Dios, y es útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, para que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra. (2 Timothy 3:16-17)

Entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada; porque la profecía no vino en tiempo pasado por la voluntad del hombre; sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo guiados por el Espíritu Santo. (2 Pedro 1:20-21)

En la salvación del pecado

Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS; porque Él salvará a su pueblo de sus pecados. (Mateo 1:21)

En el nuevo nacimiento

Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo: El que no naciere otra vez, no puede ver el reino de Dios. (Juan 3:3)

En la entera sanctificación con purificación

Y el mismo Dios de paz os santifique enteramente; y que todo vuestro espíritu y alma y cuerpo sean guardados irreprensibles para la venida de nuestro Señor Jesucristo. (1 Tesalonicenses 5:23)

Y Dios, que conoce los corazones, les dio testimonio, dándoles el Espíritu Santo también como a nosotros; y ninguna diferencia hizo entre nosotros y ellos, purificando por la fe sus corazones. (Hechos 15:8-9)

En una vida santa

Del juramento que hizo a Abraham nuestro padre, que nos habría de conceder, que liberados de la mano de nuestros enemigos, sin temor le serviríamos, en santidad y justicia delante de Él, todos los días de nuestra vida. (Lucas 1:73-75)

Porque la gracia de Dios que trae salvación se ha manifestado a todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a las concupiscencias mundanas, vivamos en este presente mundo, sobria, justa y piadosamente. (Tito 2:11-12)

En la separación del mundo

No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo? ¿Y qué concierto tiene el templo de Dios con los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos; y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Por lo cual salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo; y yo os recibiré. (2 Corintios 6:14-17)

En la vestimenta sencilla y modesta

No vestirá la mujer ropa de hombre, ni el hombre se pondrá vestido de mujer; porque abominación es a Jehová tu Dios cualquiera que esto hace. (Deuteronomio 22:5)

Asimismo también, que las mujeres se adornen con atavío decoroso, con vergüenza y modestia; no con cabellos encrespados, u oro, o perlas, o vestidos costosos; sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad. (1 Timoteo 2:9-10)

La naturaleza misma ¿no os enseña que es deshonroso al varón traer el cabello largo? Pero si una mujer tiene cabello largo, le es honroso; porque en lugar de velo le es dado el cabello. (1 Corintios 11:14-15)

En la unidad del pueblo de Dios

Para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. (Juan 17:21)

En el reunir del pueblo de Dios

Que en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, había de reunir todas las cosas en Cristo, así las que están en el cielo, como las que están en la tierra, aun en Él. (Ef 1:10)

Y después de estas cosas vi otro ángel descender del cielo teniendo gran poder; y la tierra fue alumbrada de su gloria. Y clamó fuertemente en alta voz, diciendo: ¡Caída es, caída es Babilonia la grande! Y es hecha habitación de demonios, y guarida de todo espíritu inmundo, y albergue de toda ave inmunda y aborrecible. Porque todas las naciones han bebido del vino del furor de su fornicación; y los reyes de la tierra han fornicado con ella, y los mercaderes de la tierra se han enriquecido de la abundancia de sus deleites. Y oí otra voz del cielo, que decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, y para que no recibáis de sus plagas. (Apocalipsis 18:1-4)

En la sanidad divina y física

¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados. (Santiago 5:14-15)

En las ordenanzas

Por tanto, id, y enseñad a todas las naciones, bautizándoles en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén. (Mateo 28:19-20)

Pues si yo, vuestro Señor y Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros. Porque ejemplo os he dado, para que también vosotros hagáis como yo os he hecho. De cierto, de cierto os digo: El siervo no es mayor que su señor, ni el enviado es mayor que el que le envió. Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis si las hiciereis. (Juan 13:14-17)

Y mientras comían, Jesús tomó el pan, y lo bendijo, y lo partió y dio a sus discípulos, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo. Y tomando la copa, habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed de ella todos; porque esto es mi sangre del nuevo testamento, la cual es derramada por muchos para remisión de pecados. (Mateo 26:26-28)

En la restauración (El sonar de la séptima trompeta)

Pero en los días de la voz del séptimo ángel, cuando él comience a tocar la trompeta, el misterio de Dios será consumado, como Él lo anunció a sus siervos los profetas. (Apocalipsis 10:7)

Y el séptimo ángel tocó la trompeta; y fueron hechas grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos de este mundo han venido a ser de nuestro Señor, y de su Cristo; y reinará para siempre jamás. (Apocalipsis 11:15)

En el castigo eterno o la recompensa eterna

E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna. (Mateo 25:46)

En el Dios uno y trino

Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. (Deuteronomio 6:4)

En la santidad del matrimonio

Y dijo: Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su esposa, y los dos serán una sola carne. Así que no son ya más dos, sino una sola carne. Por tanto, lo que Dios unió, no lo separe el hombre. (Mateo 19:5-6)

Y Él les dijo: Cualquiera que se divorcia de su esposa y se casa con otra, comete adulterio contra ella; y si la mujer se divorcia de su marido y se casa con otro, comete adulterio. (Marcos 10:11-12)

Cualquiera que repudia a su esposa, y se casa con otra, comete adulterio; y el que se casa con la repudiada del marido, comete adulterio. (Lucas 16:18)

Porque la mujer que tiene marido está ligada por la ley a su marido mientras él vive; mas si el marido muere, ella queda libre de la ley del marido. Así que, si viviendo su marido, se casa con otro hombre, será llamada adúltera; pero si su marido muere, ella queda libre de la ley, y si se casa con otro hombre no será adúltera. (Romanos 7:2-3)

En la no violencia

Y le preguntaron también los soldados, diciendo: Y nosotros, ¿qué haremos? Y les dice: No hagáis extorsión a nadie ni calumniéis; y contentaos con vuestro salario. (Lucas 3:14)

Pero a vosotros los que oís, os digo: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen; Bendecid a los que os maldicen, y orad por los que os calumnian. Y al que te hiriere en una mejilla, dale también la otra; y al que te quitare la capa, no le impidas llevar aun la túnica. (Lucas 6:27-29)

Los mandamientos sabes: No cometerás adulterio: No matarás: No hurtarás: No dirás falso testimonio: Honra a tu padre y a tu madre. (Lucas 18:20)

La iglesia del Nuevo Testamento (Hechos 20:28)

Jesús la organizó

Y yo también te digo que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. (Mateo 16:18)

Sobre un buen fundamento

Edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo. (Efesios 2:20)

Cristo la gobierna

Y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquél que todo lo llena en todo. (Efesios 1:22-23)

Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado; y el principado será sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. (Isaías 9:6)

Dios admite a los miembros

Alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que eran salvos. (Hechos 2:47)

Porque por un solo Espíritu somos todos bautizados en un cuerpo, ya sean judíos o gentiles, ya sean siervos o libres; y todos hemos bebido de un mismo Espíritu. Mas ahora Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como Él quiso. (1 Corintios 12:13,18)

Sólo los salvos son miembros

El que hace pecado, es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo. Todo aquel que es nacido de Dios, no peca, porque su simiente permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios. En esto son manifiestos los hijos de Dios, y los hijos del diablo; todo el que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios. (1 Juan 3:8-10)

La membresía se ofrece a todos

El Señor no tarda su promesa, como algunos la tienen por tardanza; sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos vengan al arrepentimiento. (2 Pedro 3:9)

Y el Espíritu y la esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiere, tome del agua de la vida gratuitamente. (Apocalipsis 22:17)