“Y busqué entre ellos hombre que hiciese vallado y que se pusiese en la brecha delante de mí por la tierra, para que yo no la destruyese; y no lo hallé”. Ezequiel 22:30
Una catástrofe mayor que una pandemia viral y global es la destrucción de la verdadera hombría y de los padres. El teatro mundial nos presenta una escena muy volátil e incierta–una agitación económica, política y social a escala global sin precedentes. Vivimos en un mundo en crisis, un mundo en el que apenas quedan hombres reales, un mundo sin padres y sin esperanza.
La sociedad está pagando un costo horrible al estar sin hombres y sin verdaderos padres. Los jóvenes van a la deriva en el abuso de las drogas, la sensualidad y el crimen; sin rumbo, sin propósito y confundidos sobre su identidad. Se han convertido en esclavos de un sistema que ha alimentado sus lujurias y los ha despojado del poder y de todas las virtudes masculinas.
Esta horrible realidad se agrava en magnitud a medida que nos damos cuenta del efecto dominó en la sociedad–las mujeres están confundidas sobre su papel en la sociedad, y ahora son impulsadas a seguir una carrera, sexualizadas y deprimidas.
Las relaciones se basan en el modelo de Hollywood y de la industria del porno, lo que da lugar a hogares rotos, depresión, celos, violencia, demasiados programas de acogimiento y clínicas de aborto. Las escuelas se han vuelto tóxicas y peligrosas. Los jóvenes son vagos y suicidas.
No necesitamos más política ni más ciencia, universidades, bancos o control gubernamental. Lo que el mundo necesita es un levantamiento unificado de hombres y padres reales de cada nación, tribu y cultura que se dediquen a la verdad, la justicia y la rectitud por encima del prestigio, la aceptación social y la seguridad financiera. Esto cambiaría las olas de maldad y tiranía que está barriendo al mundo.
Antes de que los hombres de todas las clases sociales se levanten, debe surgir un Moisés, un salvador al que todos los hombres se unan; hombres que puedan proyectar la imagen de la verdadera hombría.
Aunque nos hemos visto inundados por un diluvio de falsos salvadores, ya sea en forma de líderes políticos o de superhombres guerreros en la pantalla, ha habido una triste falta de un verdadero Moisés en el mundo actual, y no es por accidente.
Históricamente, el debilitamiento y la destrucción de los hombres ha sido el medio para llevar a las naciones a la subyugación y hacer que permanezcan allí. Para frustrar que cualquier padre, líder o libertador potencial surgiera de entre la gente, se han hecho esfuerzos estratégicos preventivos para mantener las condiciones tales para que ninguno surgiera. Y si había un hombre que se abriera paso, éste era rápidamente atacado y eliminado o absorbido por los sistemas opresivos bajo los que estuviera. Hay muchos ejemplos de estas atrocidades en la Biblia:
El ahogamiento de los bebés varones israelitas. Éxodo 1:22.
Hacer eunucos a los jóvenes israelitas cautivos más buenos y adoctrinarlos con el lenguaje y las costumbres de Babilonia (Daniel 1:3-4).
La matanza de los niños por parte del rey Herodes. El asesinato de los varones fue un esfuerzo por adelantarse al surgimiento de un libertador. Mateo capítulo 2. Cuando no pudieron ser asesinados, los gobernantes en el poder trataron de controlar a los hombres mediante la esclavitud o, en el caso de Daniel y sus tres amigos, el rey trató de comprarlos dándoles prestigio y posición e incorporándolos a su agenda.
Vemos estas mismas tácticas usadas de nuevo contra hombres notables como Martin Luther King, Jr., Malcom X y Fred Hampton, por mencionar algunos que son bien conocidos.
Lo que muchos no reconocen es que en estos tiempos, hay pocos de esos hombres que surjan después de todo, debido a una hazaña de ingeniería social que los emascula, los despoja de su poder y los ciega ante el llamado a ser un verdadero hombre y padre. Se les redirige desde su juventud hacia una vida sensual, egoísta y sin propósito. Si sienten un sentido de responsabilidad hacia la sociedad, se les da una causa con la cual identificarse y una carrera para correr que es guiada y controlada por las potestades malignas que hay, y que al final no llegan a ningún lado.
La verdadera hombría ha sido secuestrada. ¿Podemos realmente comprender esta crisis? El padre ha sido eliminado de la sociedad. El mundo desesperadamente neceita que los hombres justos se reúnan y se levanten para la revolución. Los hombres desesperadamente necesitan padres justos en la sociedad a los cuales acudir. Esto no vendrá a través de los líderes políticos.
Pero ¡buenas noticias, queridos amigos! ¡Nuestro Dios y Padre celestial ha levantado hombres justos en este tiempo con el mismo llamado divino de hombres como Noé, Moisés, Pedro y Pablo, a pesar de los esfuerzos del diablo por eliminarlos! ¡En la oscuridad ha surgido la esperanza! Que todos los hombres de bien escuchen el llamado antiguo a ponerse en la brecha, hacer vallado e ir por la tierra. Que todos nos unamos a nuestros padres quienes nos mostrarán el camino.


